La felicidad de los ogros es una novela estremecedora y divertida. Una novela distinta, que destaca entre la convencionalidad por un aguzado ingenio que es lo que definiría como el elemento principal de este libro. El ingenio, que rebosa por todas y cada una de las escenas, por todos y cada uno de los personajes.

Sin destripar demasiado el asunto, Benjamin Malaussène es un personaje fascinante pero no menos que toda la caterva de secundarios que lo circundan. Todos sus hermanos y la relación que Benjamin va estableciendo con cada uno de ellos y con todos a la vez me parece una de las críticas más agudas que he leído a esta sociedad en la que vivimos. Aguda, inteligente y divertida. Me ha parecido un libro con un humor muy fino, una auténtica delicia con un final exquisito. Y lo mejor de todo, descubrir que es el primero de una saga, con lo que nos queda donde seguir disfrutando.