Uno lee y lee a Houllebecq buscando siempre a Valérie, algún atisbo de ella en los personajes nuevos, en las historias que vienen. Pero Valérie no aparece en estas otras historias, digamos buenas, digamos entretenidas, pero la sombra de Plataforma es tan grande.

Sumisión es una distopía imaginable, no tan lejana como mandarían los cánones, una lectura agradable que nos obliga a pensar en un mundo que no es pero bien podría llegar a ser.