Bucear en las obras clásicas es arriesgado y necesario. Estamos acostumbrados a otro tipo de lectura, mucho más fácil, mucho menos exigente. Caemos en la tentación de desdeñar estos libros por ser más complicados de entender. Necesitamos duplicar el tiempo que requiere cada página. Necesitamos tomar notas para no perder el hilo. Necesitamos reposo y no prisas. Y además, necesitamos olvidarnos de las rentabilidades. Yo sé que haber leído este libro me va a aportar muchas más cosas de las que ahora puedo comprender, de las que podría desgranar si quisiera hacerlo de una manera objetiva. Cierto es que tenía otras perspectivas. Para mí Cervantes y el Quijote es una cosa fuera de lo común y el autor dijo que esta era su mejor obra. Después he entendido que aquello más bien era una pretensión que una realidad. Lo cierto es que nada se puede comprar con el Quijote, y menos un libro tan diferente como este. Es novela de hace más de cuatro siglos. A veces es difícil, pero yo sé que es necesaria.