Con Muñoz Molina siempre es un poco raro, porque después de haberme deslumbrado con «El jinete polaco» no había vuelto a engancharme con ninguna de las obras suyas que había leído. Hasta que leí «Córdoba de los Omeyas» y ahora de seguido, Plenilunio, una novelón, a mi juicio. Una novela ¿negra? escrita con una maestría de las de quitarse el sombrero. Si tuviera que poner algún pero, tal vez sería que me parece que no encaja demasiado bien el tema del terrorismo, pero todo lo demás es formidable. Los personajes se dibujan difusos para parecer impresionantemente reales, las situaciones cotididanas, las no tan cotidianas, la escena de la violación es espeluznante. No recordaba haberme sobrecogido tanto con una lectura en mucho tiempo que después de haber leído aquella escena. En definitiva, la novela de un maestro.