El libro me dejó un regusto dulce, un aroma a mi infancia, una sonrisa en la cara. También ahora se hacen evidentes muchas reflexiones que en su día yo no pude comprender, estoy seguro. Y pienso que es un libro muy recomendable para todos los niños, porque les dejará ese dulce e intrigante recuerdo y después, cuando se hayan hecho mayores y un día se tropiecen con él de nuevo, volverán a leerlo y a respirar así el aroma de su infancia, la sonrisa de los días aquellos cuando lo más importante era no parar de jugar.