La primera vez que oí hablar de José Antonio Marina fue en el blog de Amador. Por aquellos lares hablaban muy bien de él y de sus libros, así que en uno de estos viajes a Madrid en los que tuve tiempo de perderme por la FNAC, me compré este libro que debía de ser el último que había publicado o así.

El caso es que lo leí en Grecia varios años más tarde, en Atenas, y mi opinión respecto a él no es tan buena como las que yo recibí en su día. Reconozco que es una lectura interesante en el que se hace una disección desde todos los perfiles de lo que es el miedo. Pero a veces me resulta un tanto farragoso, un exceso de citas, un abarcar mucho sin profundizar en casi nada. Esa es mi impresión general, aunque también tengo que decir que me divertí durante algunas fases del libro.