En esta fiebre transitoria que me ha dado por leer cosas de Nueva York, fui a buscar este libro del autor jienense cuyo título es bastante explícito. Con Antonio Muñoz Molina me ocurre que la primera obra que le leí fue El jinete polaco, que a la postre ha quedado grabada como una de mis novelas favoritas. Y claro, después, el resto de lecturas que le he venido haciendo se me quedan un poco a medias porque la referencia no es que sea grande, es gigante.

Este es un libro raro, no es una novela, ni una biografía, ni un ensayo…es un poco una mezcla de todo, narra experiencias personales que se confunden entre la realidad y la ficción y que deja algunas panorámicas muy bellas de la ciudad. Hay algunas historias interesantes, rescatables, un libro de lectura amena y también agradecido. Tal vez si yo no hubiera leído todavía el jinete polaco y tuviese tan grabado en mi memoria lo bien que este escritor escribe incluso podría decir que se trata de un gran libro.