Este libro gustó mucho en el club de lectura. Yo he leído casi todo de Reverte como consecuencia de mi admiración particular por ese personaje llamado Diego Alatriste y Tenorio con lo que más o menos conozco bien su obra. Esta novela es diferente a todas las escritas anteriormente. Es más introspectiva, más de reflexión que de sucesos.

Una historia pausada que destila la visión del ser humano que en Pérez-Reverte dejaron sus años como reportero de guerra. Una visión desoladora. La novela me recordó mucho a Territorio Comanche, un libro que él escribió -decía- para saldar las cuentas pendientes con su vida como reportero. Al parecer, no todas quedaron saldadas y de nuevo ha necesitado escribir de eso, esta vez desde el lado de la ficción.

A mí me ha gustado mucho porque en general estoy muy de acuerdo con lo que trata de decir, y me gusta la forma en que lo cuenta. De una forma descarnada, aséptica, real. Algunas de las anécdotas que narra -que no me cabe duda que habrá visto con sus propios ojos- resultan estremecedoras.