Tengo predilección por la novela de aventuras y, entre los muchos fetiches que acumulo en este género resalta uno por encima de los demás: tratar de hacer acopio de ediciones de «Los tres mosqueteros» y «La isla del tesoro». En vano voy intentando meterles por los ojos a mis hijos esos dos libros, ora con ediciones adaptadas, ora con ediciones ilustradas, ora con comics. Estas dos historias forman parte, ya digo, de mi fetichismo aventuril particular pero hasta ahora -concedámonos que es demasiado pronto- he fracasado bastante en el intento de traspasar esa pasión a la siguiente generación.

Este libro me encantó porque los tenía en vilo con una historia fresca y de repente en él apareció la novela de Stevenson como hilo conductor. Efectivamente llegaron las preguntas, aunque demasiado tibias, pues tampoco era determinante para la trama. Yo ahí entusiasmado ante la oportunidad que se me presentaba, con mi calzador listo para tratar de generar intriga por la banda de Silver. Confieso en que incluso llegué a inventarme algún párrafo durante las lecturas en voz alta para meter mis cuñas publicitarias en un ejercicio de creatividad en directo sin precedentes en la historia de la literatura oral 😄.

El libro nos entretuvo, los personajes les gustaron, les sorprendió algún giro y el final fue fantástico para ellos, pero mi propuesta de irnos a ‘La isla del Tesoro’, a la verdadera, al terminar, no fue acogida con éxito, así que por el momento Jim Hawkins habrá de esperarnos paciente.