Buenas noches y saludos cordiales, Vicente Ferrer Molina

By on julio 22, 2021, in Reseñas

Cuando uno está en medio del huracán no sabe con certeza la dimensión que alcanza, sólo te dejas llevar, te resistes o te resignas, pero no sabes con precisión dónde estás. Cuando yo era chaval y me iba a la cama con el transistor pegado a la oreja, escuchando a García, esperando el momento en el que le tocaba el turno al Atleti, en aquel remoto pueblo de Córdoba, uno no sabía nada de periodismo, ni tampoco de la vida.

Ya en la universidad conocí gente que escuchaban al otro y a veces esperaba a las cuatro, a la redifusión, para escucharlo yo también. Le reconocía la diferencia, claro y aunque en público no solía lanzarle loas a De la Morena -las fidelidades tempranas son inexpugnables-, era del Atleti, nos divertía, alguna vez empecé a escucharlo a su hora sintiendo así el peso de la traición sobre mí.

Leer este libro ha significado regresar a aquellos años, cuando yo supe que quería ser periodista y que ya era demasiado tarde, aunque en realidad no lo era. Leer ha sido recordar, paladear la nostalgia de un tiempo que de alguna forma nos conformó como ahora somos y que no va a regresar. Me ha servido para dar respuesta a algunas preguntas que ni siquiera conocía, para entender, para contextuar. La vida ha cambiado, el periodismo ha cambiado, y José María García será siempre aquella suerte de papá de medianoche que nos enseñaba a estar en el mundo a través del deporte.

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