Dos años de vacaciones, Julio Verne

By on junio 10, 2023, in Reseñas

Convendría que cada cierto tiempo reflexionáramos sobre la felicidad y el deseo. Que reflexionáramos de verdad, que fuésemos capaces de dejar de mirar la pantalla, de colocarnos delante del espejo, y mirarnos con toda crudeza, y detectar qué es lo que realmente deseamos y por qué lo hacemos, qué es lo que realmente nos hace felices y por qué lo hace. Estaría bien aunque, seamos francos, es una tarea titánica, casi distópica, no tenemos tiempo, pero lo que es peor, tal vez no tengamos la capacidad de pararnos de ese modo, de hacer esa reflexión.

Yo les voy a decir un momento en el que he sido muy feliz en este curso: al principio del mismo, mientras, en mi demencial horario, había hueco para esperar a que María entrase al fútbol. Eran 45 minutos de reloj en los que comprábamos su dulce favorito, un café para mí, y nos sentábamos en el bar frente al campo y leíamos Dos años de Vacaciones, de Julio Verne, en una edición que conservo desde que yo era un niño. Yo leía y ella escuchaba. Me interrumpía para preguntarme qué es una vicuña, dónde está Nueva Zelanda, para decirme que no le gustaba Doniphan y que Briant era su favorito. Algunas veces me pedía leer. Algunas veces miraba su cara de sorpresa por encima del lomo del libro cuando las desventuras de los chicos del Colegio Chairman alcanzaban puntos álgidos y la imaginaba imaginando, tratando de dibujar en el marco de sus ocho años la cueva del francés.

Eso era la felicidad. Un libro, una buena historia, una persona con la que te une el vínculo del amor queriendo escucharte, queriendo hablarte, emocionándose junto a ti. Cuarenta y cinco minutos a la semana que los esperaba con la misma ilusión con la que imaginaríamos cosas más grandilocuentes en las que la felicidad reside sólo de una manera ficticia, impostada, reclamada por otros. Cuando no sea capaz de ponerme frente al espejo, cuando no tenga tiempo ni capacidad para no engañarme sobre la verdadera felicidad, al menos tendré este recuerdo como asidero. El naufragio del Sloughi, el café, el dulce, la vida en los ojos de María.

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