Ecuador, Benjamín Prado

By on agosto 10, 2008, in Reseñas

A mí me gusta mucho la poesía de Benjamín Prado, y la de García Montero, también la de Sabina. Como decía aquel viejo refrán, las buenas yuntas Dios las cría y ellas solas se juntan. Eso es un poco lo que ha pasado con este grupito artístico-literario que se ha formado que menudas orgías (artístico-literarias, je) se tienen que montar con ellos mismos.

De esta recopilación de la poesía de Benjamín prado recordaré que tiene muchos poemas buenos, pero sobre todo recordaré que lo leí en el Puerto de Santamaría en un fin de semana de fuerte viento. El viento, algo tan desagradable cuando se está en la playa pero que a veces proporciona la gratificante excusa para refugiarse en un poemario como éste en el chiringuito de turno y pasar así una tarde inolvidable.
Recordaré también, cómo no, como Elena e Isabel, Isabel y Elena, en el parking de un carrefour cualquiera exclamando ohhh al unísono cuando le leí uno de los aforismos que cierran el libro: «A menudo, cuando aprendes a tragarte el sable, el circo ya está en otro lado». Después, en la fiesta de mi cumpleaños, cuando el alcohol dejó paso a la poesía y esta «mentira que es verdad» fue repetida, la hilaridad no dejó articular palabra a mi querido amigo Meli. Como era de esperar.
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