Enmarcado en mi propósito vital de leer al menos un episodio nacional al año -sí, ya sé que habré de aumentar el ritmo si quiero leerlos todos y no morir en el intento-, este año fue el turno del tercero. A mí la escritura de Don Benito me parece maravillosa, sobria, pausada, sin estridencias, pero con un ritmo adecuado para enmarcar una historia dentro de la historia. Y enseñarte el contexto, que es lo importante. De verdad pienso que estos episodios deberían ser lectura obligada en los colegios, pero… los ministros y la cultura que tenemos son los que son.