El viento de la Luna, Antonio Muñoz Molina
By José Luis Pineda on junio 10, 2009, in ReseñasHay autores de los que uno en determinado momento leyó un libro que le marcó tanto, que le apasionó o gustó tanto, que cada cierto tiempo es inevitable volver a ellos, y tratar de hacer otro descubrimiento entre sus obras.
A mí me fascinó El jinete polaco y todo aquel universo rural de Mágina con el que por momentos tanto me identifiqué, a pesar del tiempo y del lugar y así, he leído con agrado otras novelas de Muñoz Molina que, habiéndome gustado, dejan ese regusto amargo que inevitablemente te hace decir…no es lo mismo.
El viento de la Luna sitúa la vida de un adolescente en ese lugar mágico pero a veces infernal que es Mágina a finales de los setenta, justo cuando el hombre pisa la Luna por primera vez. Recupera ese lenguaje de la nostalgia y de la recuperación de los recuerdos primeros que tanto me caló en El jinete polaco. Sí, es verdad, no es lo mismo, pero es Mágina y las costumbres de la gente que vive del trabajo de sus manos de sol a sol, son los recuerdos del hambre de una posguerra terrible, y las consecuencias silenciosas que aquella guerra trajo a todos, a vencedores y también a los vencidos. Es Mágina a través de los ojos del adolescente refugiado en sus libros, en las novelas de aventuras, en Verne, en Wells, también en los acontecimientos que alumbran el mundo y que en Mágina parecen ser escenas de esos libros que los curas le prestan y que son ciencia ficción. El hombre pisa la luna al mismo tiempo que un niño deja de serlo en un ignoto lugar de la geografía reflejo de tantas realidades durante tantos años. Sí, no es lo mismo, lo sé, pero es un libro apetecible.
Roberto e Pilar
Hace falta una cierta sensibilidad para leer a AMM y entrar en las fibras de su escritura, que tanto se basa en lo autobiográfico como rehuye de él. De todo el ciclo de novelas que hacen referencia a Mágina (el citado Jinete polaco, pero también Beatus ille y Plenilunio) este me ha parecido el más flojo. Será que he escrito una tésis de 190 páginas sobre él, que he hablado varias veces con el autor (donde me ha confesado, tras sefarad, haber agotado el interés por escribir novela, deseando trabajar más en la documentación que inicialmente daban paso a una novela) pero en este libro no nos cuenta nada nuevo. Es un escritor como la copa de un pino, pero este libro me parece desafortunado.