Entre visillos, Carmen Martín Gaite

By on mayo 31, 2022, in Reseñas

Desde hace quince años o así vengo «registrando» mis lecturas. Podría decir que todo parte de mi obsesión por las bases de datos, por almacenar y ordenar información que estoy abocado a olvidar y así un día poder consultar, comprobar. También, muy importante para mí, para conformar una especie de diario vital en torno a las lecturas. Absurdo, ¿verdad? Ciertamente. Pero hay algo más.

Hace unos días charlábamos sobre los motivos de exhibirse en ropa de baño en las redes sociales. ¿Por qué lo hacemos? ¿Cuál es objeto último? Mostrar lo que consideramos es mejor de cada uno, intentar hacer una llamada de atención, recabar un aplauso, siquiera una reacción. Alimentar nuestro ego. Cajas de #Skinner por doquier. Tal vez por eso yo no me muestro en bañador, muestro mis lecturas, la manera más rápida de mirarme en mi espejo favorito.

Y al final lo que resulta es un cacao, porque ya no sé ni dónde tengo que buscar los libros que leí, porque dejé la web a medias, también Instagram a medias, no terminé de colocar los del año pasado y ni tampoco empecé a poner los de éste. Ya se perdió el orden y esta exhibición pública no me servirá muy bien para hacer una cronología de las lecturas, pero a buen seguro sí me sirva para recordar el momento en que leí #Entrevisillos, de Carmen Martín Gaite, una novela costumbrista, que nos recuerda un tiempo que ya pasó, una mujer que ya no existe, tal vez más en la forma que en el fondo algunas veces. Una realidad gris, triste, perpetuada, que también sirve para mirarnos en ese espejo que a menudo rehuimos. Cualquier realidad puede volverse así, sin necesidad de bucear en el tiempo.

La vida en mis lecturas, no se crean mucho de lo que lean por aquí si es que acaso lo leen porque recuerden que ésta es mi gran exhibición, el cúmulo de pequeñas ficciones que adornan mi vida y la hacen interesante a los ojos de quienes no saben casi nada sobre mí.

Desde hace quince años o así vengo «registrando» mis lecturas. Podría decir que todo parte de mi obsesión por las bases de datos, por almacenar y ordenar información que estoy abocado a olvidar y así un día poder consultar, comprobar. También, muy importante para mí, para conformar una especie de diario vital en torno a las lecturas. Absurdo, ¿verdad? Ciertamente. Pero hay algo más.

Hace unos días charlábamos sobre los motivos de exhibirse en ropa de baño en las redes sociales. ¿Por qué lo hacemos? ¿Cuál es objeto último? Mostrar lo que consideramos es mejor de cada uno, intentar hacer una llamada de atención, recabar un aplauso, siquiera una reacción. Alimentar nuestro ego. Cajas de #Skinner por doquier. Tal vez por eso yo no me muestro en bañador, muestro mis lecturas, la manera más rápida de mirarme en mi espejo favorito.

Y al final lo que resulta es un cacao, porque ya no sé ni dónde tengo que buscar los libros que leí, porque dejé la web a medias, también Instagram a medias, no terminé de colocar los del año pasado y ni tampoco empecé a poner los de éste. Ya se perdió el orden y esta exhibición pública no me servirá muy bien para hacer una cronología de las lecturas, pero a buen seguro sí me sirva para recordar el momento en que leí #Entrevisillos, de Carmen Martín Gaite, una novela costumbrista, que nos recuerda un tiempo que ya pasó, una mujer que ya no existe, tal vez más en la forma que en el fondo algunas veces. Una realidad gris, triste, perpetuada, que también sirve para mirarnos en ese espejo que a menudo rehuimos. Cualquier realidad puede volverse así, sin necesidad de bucear en el tiempo.

La vida en mis lecturas, no se crean mucho de lo que lean por aquí si es que acaso lo leen porque recuerden que ésta es mi gran exhibición, el cúmulo de pequeñas ficciones que adornan mi vida y la hacen interesante a los ojos de quienes no saben casi nada sobre mí.

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