El otro día, en torno a las dos del mediodía, estaba parado en un semáforo junto a puente de San Rafael. El termómetro marcaba 44º en el display que hay en la cabecera. No había ni un alma en la calle, ni vehículos, ni personas, la nada más absoluta. Una luz cegadora, un calor sofocante del que yo estaba aislado por obra y gracia del aire acondicionado de mi coche. Bajé el volumen de la radio y me sorprendió el silencio extraño que ponía banda sonora a aquel paisaje apocalíptico.

Por el extremo opuesto del puente comenzó a cruzar en mi dirección una mujer enfundada en un vestido negro. Tenía el cabello largo y suelto, una figura esbelta, y caminaba con un andar cadencioso, más propio de estar desfilando por una pasarela que cruzando el infierno de julio en Córdoba. En el puente no hay una sola sombra, solo cemento, pensé que esa mujer podía desmayarse en cualquier momento a aquella temperatura inhumana, pero algo en ella me hacía no apartar la mirada. No solo era un cuerpo esbelto, también empecé a distinguir un rostro bonito, moreno, con unos ojos penetrantes que clavaron su mirada en mí en cuanto la distancia lo permitió. El semáforo se puso en verde.

Miré atrás de mí y no había ningún coche preparado para accionar su claxon, solo estaba el calor, el puente, la chica que se acercaba, el semáforo que esperé impaciente para que se volviera a poner en rojo cuanto antes. Hice el ademán de buscar algo en la guantera, como el que disimula un despiste, por si alguien venía, y de repente pensé en qué estaba haciendo yo en aquel semáforo en aquella hora. Me invadió una suerte de pánico porque no encontré respuesta, pero todo se desvaneció al abrirse la puerta del copiloto. La mujer, su vestido negro, sus ojos penetrantes, su esbelta figura, su cabello largo y fascinante, entraron en el coche y se oyó: vámonos, hace mucho calor.

Me gusta la ciencia ficción, la construcción y destrucción de utopías y distopías, por eso siempre me acerco a libros como éste, pero ciertamente no creo que vaya a recordar los relatos de #Exhalación. No he terminado de conectar con #TedChiang pero como siempre digo cuando esto me sucede, lo seguiremos intentando.