Con el aniversario del nacimiento de Borges siempre me agarra la angustia de tener ahí sus obras completas esperando, ya de una manera desesperante. Este año dejé todo de lado y agarré Ficciones, sin saber muy bien por qué. Me ha resultado un conjunto de relatos muy exigente, una de esas lecturas que no te permite un solo segundo de distracción, que te elevan a un universo complejo. Uno se acostumbra a una literatura muy diferente, la actual, donde las ficciones son menos elaboradas, los conflictos evidentes, las tramas por tanto también más o menos previsibles. Cuando enfrentas un relato como “Las ruinas circulares”, que tenía muchas ganas de leer porque fue siempre señalado por el autor como una de las piezas que más le impactó escribir, te das cuenta de que hablamos de otra cosa. En cada texto, Borges crea una verdadera ficción, en el sentido más amplio y más extendido del término. Los relatos son laberintos entrecruzados, en cada esquina está la brillantez de un sabio. A veces hay que detenerse y volver atrás. Releer. Preguntarse. No es una lectura sencilla. De entre todos, el que más me ha gustado es “La lotería de Babilonia”, un relato espectacular que recrea la complejidad de la existencia humana partiendo de un argumento aparentemente simple y absurdo.