La cocina de la escritura, Daniel Cassany
By José Luis Pineda on diciembre 7, 2020, in ReseñasTengo un amigo magnífico que no está por aquí, lo que me da toda la libertad para halagarlo. Se llama Antonio y hubo un tiempo en el que daba cursos para enseñar a la gente a escribir bien. No para enseñar a la gente a escribir poesía, ni relatos, ni novelas, no un curso de esos que tanto proliferan de escritura creativa, sino uno que enseñaba simplemente a escribir bien, con corrección. Que tampoco es poca cosa.
Era un tiempo que ya parece lejano, porque a quién se le ocurre que hoy en día nadie vaya a pagar para que le enseñen corrección en la escritura. Si la idea parece ser escribir cuanto menos mejor, con abreviaturas, emoticones, ¿qué más da la forma? Me da la sensación de que un curso como aquel ahora sería un lujo que sólo podría interesar a unos cuantos de marginados que no están a la última ni entienden los valores de los nuevos tiempos.
Pero lo cierto es que él, con ese humor tan inigualable, enseñaba a las personas a colocar correctamente las comas, nunca en exceso ni tampoco en defecto. A no abusar de los adverbios, ni tampoco de los adjetivos, a mostrar las infinitas posibilidades que tenemos a nuestro alcance, pues no en vano usamos la lengua más rica del mundo. Alertaba sobre los errores comunes, daba consejos prácticos. Luego, a mí me contaba anécdotas con las que se encontraba, alumnos divertidos, fallos hilarantes, y yo aprendía y me reía mucho con él.
De haber conocido este libro, seguramente Antonio se hubiera ahorrado mucho tiempo en la preparación de sus clases, porque cuando lo he leído me parecía que podía haber estado escrito por él. Por eso, hoy quería escribir sobre Antonio y sus cursos, que ya no da. Afortunadamente, sigo riéndome mucho con él, aunque ya no sea con las anécdotas de los cursos, sigue siendo mi diccionario panhispánico de dudas particular y acudo a él y su humor con mucha frecuencia para preguntarle dudas que resultarían estúpidas a la mayoría, tal vez porque me esté convirtiendo en uno de esos marginados que ya no lee bien los valores de los nuevos tiempos.