La Eneida, Virgilio

By on julio 24, 2009, in Reseñas

La Eneida tuvo la culpa. Fue la causante de todo. A Isa le dio por comenzar a limpiar el polvo de las estanterías y una de las baldas se le vino encima. Acudí presto a su ayuda y ella me dijo, ha sido al sacar la Eneida. Mmm, la Eneida. Poco después, en el intento de arreglar aquella balda, la estantería en la que están todos los clásicos se me vino encima. Entera. Ciento y pico libros y cinco gruesos tablones calleron de repente sobre mí. Afortunadamente, todavía uno no anda escaso de reflejos y conseguí poner mi cuerpo a buen recaudo. Casi todo mi cuerpo, porque el pulgar de mi mano derecha supo lo que es soportar el peso de los clásicos.

Pasado todo aquel susto y como uno es tan supersticioso a veces, me dije…La Eneida…, ¿querrá esto decir algo? Así que me puse a releer un libro que no había leído desde la adolescencia apenas para comprobar si aquello era una señal y yo habría de encontrar en aquellas páginas el sentido de mi vida o la tierra prometida. La realidad fue una lectura que me resultó ahora, lo que son las cosas, tanto tiempo después, un tanto aburrida. No tenía demasiadas ganas de aventurarme con el gran Eneas. Aun así, lo más triste de todo fue que aquel desastre no había tenido un sentido, sino que no había sido otra cosa que una maldita casualidad.


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