En la segunda entrega de la trilogía, Levi narra su experiencia desde la liberación del campo por parte de los rusos hasta su llegada a Turín, varios meses más tarde.

Todos podríamos imaginarnos la liberación como una escena de final feliz pero no fue así, la mayoría de los hombres que aún vivían cuando los rusos llegaron a Auschwitz eran muertos en vida que acabaron en los montones de cadávares que circundaban aquel infierno en la tierra. Levi, de los pocos sobrevivientes, narra en este libro su «vuelta a la vida», la forma en la que poco a poco durante ese viaje eterno que le llevaba de vuelta hacia su país fue reconstruyendo su humanidad y la de todos los que le rodeaban.

No es un proceso sencillo, él lo marca como un período de tregua entre el hombre destruido que queda al salir del campo y el que va a tener que afrontar el resto de su vida. Un testimonio cargado de crudeza y de esperanza