Leer algo de Sampedro era ya casi una exigencia. La de veces que lo había oído hablar a este señor, la de veces que lo había oído nombrar, y yo seguía sin haber leído un libro suyo. Yolanda decidió prestarme este que fue el que a ella la puso en el camino de Sampedro y me ha resultado una novela fascinante. Una novela con mayúsculas. Cuando uno lee un libro así se da perfecta cuenta de lo que es escribir con mayúsculas y esa otra cosa que ahora está al alcance de tantos y que da como resultado esa ingente cantidad de libros que pueblan las librerías por doquier. Esta novela, que se me terminó haciendo un poco larga, es un deslumbrante ejemplo de la diferencia entre lo que es una novela histórica cualquiera y una verdadera novela histórica. El trabajo de documentación que tenga detrás, el dominio del lenguaje, de los personajes, de los contextos históricos es algo magnífico. Un libro que sin duda será el primero de todos lo que tengo que leer del gran autor tristemente fallecido.