Las voces bajas es una delicia de libro. Uno de esos relatos de vida que encuentran el tono que a mí se me mete por dentro. Yo apenas tenía una referencia vaga sobre Manuel Rivas y después de haber leído este emotivo relato de su infancia y adolescencia, de sus primeros andares en el periodismo, a uno se le abre el apetito de seguir devorando textos suyos, preguntándome, como suele ocurrir, ¿cómo pude tardar tanto tiempo en encontrarlo?

El periodismo es una de mis pasiones, ya no tan ocultas, y la última parte del libro cuenta cómo Rivas entró en este maravilloso mundo al ser «meritorio» en el Ideal de Galicia. Anécdotas de un mundo que ya ha dejado de existir pero en las que podemos seguir extrayendo los pilares, los fundamentos, del periodismo que siempre sobrevivirá, más allá de los formatos actuales y de los tiempos modernos.