Llevamos dos veranos caminando montañas en el Valle de Arán con los hermanos Rico y este año no ha podido ser. Los extrañamos, a ellos y al Valle y a esa hermandad preciosa que los niños van poco a poco construyendo. Imaginaos mi sorpresa cuando así de repente me topé con este título. Era claro que había que leerlo.

Esa es otra, cuando un título a uno le resulta curioso o emotivo o de alguna manera ejerce una atracción hacia un libro. Para mí es una sensación maravillosa, enfrentarse a una lectura de la manera más virgen posible sin conocer el contexto de la obra ni del autor ni la más mínima traza del argumento. No era el caso porque el autor no es precisamente desconocido y ya la portada daba alguna pista sobre de qué iba a ir la vaina.

Es una novela que recrea ambientes mafiosos de la década de los 50 en Estados Unidos. Muy mala tenía que ser para que no me gustase. Una tensión narrativa derivada de la relación familiar de tres hermanos que las circunstancias oponen a la relación profesional con la familia mafiosa. Una lectura amena y ágil para estas calurosas tardes veraniegas.