Cuando estaba en sexto o séptimo de EGB hicimos un periódico en clase. Era un tiempo y un lugar en el que yo no había visto nunca un diario de verdad. Era un periódico sin fotos, porque no existía Internet. Lo imprimimos en la multicopista del director, porque no existían las fotocopiadoras. Escribí sobre Klinsmann, y cometí una errata terrible, todavía puedo recordarlo ahora que ya casi no recuerdo nada de aquella época. Tal vez quise ser periodista y durante un tiempo ocupé mis tardes pensando redacciones imaginarias en las largas tardes de mi infancia en aquel pueblo al que no llegaban los periódicos. Después vino la vida, un túnel que a veces te dirige de manera absurda sin saber por qué, ni cómo. ⠀
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Ahora que ya es tarde para todo, he vuelto a la Universidad para estudiar periodismo. Ahora que el tiempo de esas redacciones antiguas que me hicieron amar el periodismo está contado y descontado. Tal vez se extingan o tal vez se transformen tanto que ya sean otra cosa. Esta novela habla del periodismo que desaparece, de los periódicos que yo quise hacer en aquel lugar donde no existían. El túnel de la vida no tiene paradas uniformes.⠀