Entre las muchas cosas que uno, de volver a nacer, de poder vivir otras vidas, de poder dar marcha atrás o empezar de nuevo o elegir de nuevo, elegiría, está la de ser periodista. El periodismo como lo entendía Julio Camba, o Chaves Nogales, esos viejos guardianes de una profesión de sombrero y cafés, de máquina de escribir martilleada, de búsqueda de historias constante. Uno mira a estos tipos como referentes de algo que ya tal vez no exista, como una especie de utopía en la nostalgia que se ha difuminado entre tanto punto com y tanta bufanda mal anudada.

No sé qué se estudiará en la carrera pero sí sé que en ella debería haber asignaturas enteras que utilizaran estos libros como referencia, para saber cómo hay que escribir, qué tono usar, cuando la retranca, cuando la cruda realidad y de que manera. Una selección artículos que describe una manera brillante de afrontar la profesión, una guía de estilo obligatoria.