La escribió con veintitrés años y fue su primera novela. A partir de ahí creo que poco más se puede decir de una novela que me ha parecido suave, sutil, precisa. Debatíamos en el club que la novela pareciera que estuviera censurada, que se veía la velada censura que la autora aplicó al texto para que este pudiera publicarse, pero que no sabemos a ciencia cierta si lo hizo de forma consciente, o si tal vez esa censura la llevaba calada en los huesos, en su corta experiencia vital hasta entonces. En cualquier caso, ese ambiente de la calle Aribau (en la que curiosamente ha tocado la lotería este año), claustrofóbico, miserable, fiel reflejo de la posguerra española, esas inquietudes de la chica que vuelve del exilio, esa mezcla de un país que se levanta, pero que todavía en cierta forma vive derrotado, conforman una novela muy recomendable.