Este año hemos intentado implantar una tradición familiar que a ver como sale. Se trata de que mientras se preparan los regalos de Reyes cada uno busquemos un libro para regalarle al otro de manera que sea el primero que lea en el año. No fue éste el que me tocó en suerte sino el que, casi al azar elegí para Isabel. El título era demasiado casual como para rechazarlo.

Después de acabar agotado del mío, al que decidí dar un descanso, me puse con esta novela de un escritor italiano inédito en mis lecturas. La cuestión es que me gustó mucho la historia al principio, el modo de contarla. El libro narra a partir de una búsqueda que no queda muy clara del todo en qué sentido se produce. Al final, esa fuerza narrativa fue decayendo y la historia se me volvió un tanto, hasta diría, incomprensible. Uno de esos libros que te deja una sensación extraña, una casi obligación de intentar otra lectura del autor para despejar las dudas.