Este clasicazo de Unamuno gira sobre un eje brillante, la historia de un cura sin fe, de un cura que no cree en Dios. Tenía muy idealizado este libro, que probablemente leí en el instituto aunque no puedo recordarlo y que había leído relativamente hacía poco tiempo. Por eso lo cogí con muchas ganas cuando nos llegó al club de lectura y tengo que decir que en esta ocasión he tenido una pequeña decepción. Tal vez por su brevedad, por su extrema concisión, me ha quedado la sensación de que un argumento tan fascinante, una idea tan genial al amparo de la cual escribir, tal vez hubiera dado para una novela más larga. Contextuándolo en su tiempo, y aun sin hacerlo, me sigue pareciendo un magnífica obra, genial, de este clásico de la literatura española que, dentro de su sobriedad, me gusta tanto.